JOSÉ REY
(Actor)Elenco de La casa de la luz
Soy actor formado en una búsqueda constante: la de comprender el oficio desde la verdad, la técnica y la presencia. Mi recorrido comenzó en la Escuela de Cristina Rota, donde estudié durante tres años y donde aprendí la disciplina y el compromiso que sostienen cualquier trabajo interpretativo. Actualmente curso mi segundo año en Raquel Pérez Formación Actoral, y antes pasé por dos años de entrenamiento en Plot Point, un espacio que me permitió explorar la creación, la escucha y la construcción ficcional desde el juego.
A lo largo de estos años he ido complementando mi formación con herramientas que amplían mi mirada sobre la escena: un seminario intensivo de clown en Asura, que me abrió a la vulnerabilidad y la libertad del ridículo consciente, y trabajo de interpretación ante la cámara con Salvador Calvo, que me enseñó a afinar el gesto y a sostener la emoción desde la sutileza.
En el ámbito audiovisual he tenido la oportunidad de protagonizar varios cortometrajes. Entre ellos, GEMIN.AI —seleccionado en el Festival de Supervivencia Fílmica de Mazarrón—, La última cena, presente en el Festival de Cine de Blanes, y Vera, dirigido por Fabrizio Di Blasi. Cada rodaje me ha permitido descubrir la precisión del lenguaje cinematográfico, su delicadeza y su exigencia emocional.
En teatro, he protagonizado la obra ¡A Comer! (Vision7 Seven), un proyecto que me permitió explorar la comedia desde lo humano, y recientemente interpreté al padre en Sobre tierra quemada, en el Teatro del Barrio, una pieza que me conectó con un registro más íntimo y visceral.
Hoy formo parte de La casa de la luz, dando vida a José Ortega y Gasset, una figura fundamental del pensamiento y la sensibilidad del siglo XX. Interpretarlo supone un reto apasionante: habitar una mente luminosa, crítica y profundamente humana. Me acerco a Ortega desde el cuerpo, desde la palabra y desde el pulso filosófico que atraviesa su obra; intentando que, en escena, su claridad intelectual y su mirada sobre el ser y la vida se transformen en presencia viva, en emoción compartida.
Es un honor integrarme en este universo creado por Sepu Sepúlveda, donde la palabra, la luz y el pensamiento dialogan para construir un espacio escénico tan simbólico como íntimo.
Soy actor formado en una búsqueda constante: la de comprender el oficio desde la verdad, la técnica y la presencia. Mi recorrido comenzó en la Escuela de Cristina Rota, donde estudié durante tres años y donde aprendí la disciplina y el compromiso que sostienen cualquier trabajo interpretativo. Actualmente curso mi segundo año en Raquel Pérez Formación Actoral, y antes pasé por dos años de entrenamiento en Plot Point, un espacio que me permitió explorar la creación, la escucha y la construcción ficcional desde el juego.
A lo largo de estos años he ido complementando mi formación con herramientas que amplían mi mirada sobre la escena: un seminario intensivo de clown en Asura, que me abrió a la vulnerabilidad y la libertad del ridículo consciente, y trabajo de interpretación ante la cámara con Salvador Calvo, que me enseñó a afinar el gesto y a sostener la emoción desde la sutileza.
En el ámbito audiovisual he tenido la oportunidad de protagonizar varios cortometrajes. Entre ellos, GEMIN.AI —seleccionado en el Festival de Supervivencia Fílmica de Mazarrón—, La última cena, presente en el Festival de Cine de Blanes, y Vera, dirigido por Fabrizio Di Blasi. Cada rodaje me ha permitido descubrir la precisión del lenguaje cinematográfico, su delicadeza y su exigencia emocional.
En teatro, he protagonizado la obra ¡A Comer! (Vision7 Seven), un proyecto que me permitió explorar la comedia desde lo humano, y recientemente interpreté al padre en Sobre tierra quemada, en el Teatro del Barrio, una pieza que me conectó con un registro más íntimo y visceral.
Hoy formo parte de La casa de la luz, dando vida a José Ortega y Gasset, una figura fundamental del pensamiento y la sensibilidad del siglo XX. Interpretarlo supone un reto apasionante: habitar una mente luminosa, crítica y profundamente humana. Me acerco a Ortega desde el cuerpo, desde la palabra y desde el pulso filosófico que atraviesa su obra; intentando que, en escena, su claridad intelectual y su mirada sobre el ser y la vida se transformen en presencia viva, en emoción compartida.
Es un honor integrarme en este universo creado por Sepu Sepúlveda, donde la palabra, la luz y el pensamiento dialogan para construir un espacio escénico tan simbólico como íntimo.